Uno de los lemas más usado y re
usado en estos tiempos es este de que la “tecnología te simplifica la vida”. Y
entonces toda idea asociada a un avance tecnológico, se instala en reforzar la
imagen de “mirá lo fácil que me permite hacer esto este aparatito”.
Estando en pleno proceso de formación en un curso virtual
acerca de la web 2.0 en la educación, me choco con otra idea. La tecnología, si
querés puede complejizar la vida. Pero en este punto me detengo, porque me
pregunto cuándo y por qué se instaló la idea de que la simpleza es mejor que lo
complejo.
Porque si de procesos educativos
hablamos, yo prefiero que nos enredemos un poco y que le demos vueltas a la
idea lineal de la manera de aprender todos por igual. Porque prefiero que
repensemos que no hay una única forma de calificar una cualidad, porque el
talento puede tener diversas aristas, donde lo artístico debe ser valorado,
porque en definitiva, somos seres complejos. Entonces, ¿por qué insistimos en
simplificar?
Ken Robinson, en el video que
les dejo en este link, habla de los tres aspectos de la inteligencia: diversa,
dinámica y única. Y eso refuerza la idea secundaria que venía desarrollando,
¿por qué se valora lo simple por sobre lo complejo? Si somos seres con múltiples
formas de inteligencia, que al mismo tiempo, se modifican con nuestras
experiencias, ¿Cómo podemos aspirar a generar procesos simples de avance?
Y justamente, y a partir de lo
dicho, vean como el escrito, que empezó con una idea, se bifurcó en una secundaria.
¿Será por esta condición de las mujeres de ser buenas en la multitarea? ¿Será
que la convergencia me “desconverge”?
En fin, retomando el comienzo
reflexiono acerca de cómo puede ser la tecnología un factor que posibilita la
complejidad de la búsqueda del conocimiento, de la profundidad del argumento,
del proceso de aprender y aprehender entre todos.
Sin ir más lejos, hacer el curso
virtual de web 2.0, si se hacía en forma presencial, seguro que hubiese acabado
en la situación tradicional de volver a mi casa, leer un texto y continuar con
las otras tareas propias de nuestras cotidianeidades.
Sin embargo, el hecho de tener
esta modalidad, nos desafía en forma constante el ingreso a los diversos sitios
de distinta conectividad y modalidad, nos presenta preguntas entre nosotros,
nos invita a leernos, a ver el propio proceso que está llevando aquel que
conoces por una pequeña foto de perfil y una somera descripción académica.
Todo esto, por supuesto, lleva
más tiempo (aun siendo del lejano conurbano, lo que implica un largo viaje si
tuviera que ir a una clase presencial) y mayor dedicación.
Entonces, celebremos la
complejidad de avanzar juntos en un entorno cibernético, generando ideas, pensamientos,
y sobre todo, proyectos.